Piscinas
En primer lugar debes atender al tamaño del terreno antes de elegir el tipo de piscina que vas a instalar. Piensa que si colocas una piscina enterrada, al menos necesitarás un espacio de aproximadamente 8x3 metros. Además, es necesario que tus espacios de exterior tengan lugar suficiente y estén acondicionados para introducir maquinaria. Otro aspecto a considerar es el presupuesto con el que cuentas para llevar a cabo tu proyecto de piscina. De este punto dependerá mucho el tipo de piscina que vayas a instalar, recuerda que las piscinas enterradas son más caras que las de superficie. Otra consideración es la durabilidad que esperas para tu piscina. Si quieres una piscina para toda la vida, cualquiera de las de obra será una opción ideal. Sin embargo, si tienes pensado dejar la piscina sólo de forma temporal (porque piensas mudarte o sólo quieres tenerla mientras tus hijos vivan en casa, etc.) es recomendable que instales una de superficie. No dejes de lado el hecho de que, cuando instales la piscina, sea del tipo que sea, el aspecto de tu jardín cambiará y, sobre todo si es de obra, tendrás que volverlo a acondicionar una vez terminada su instalación.
Existen dos tipos principales de piscinas, estas son: de superficie y enterradas.
Piscinas de Superficie
Las piscinas de superficie pueden ser fijas o desmontables y no requieren de obra para su instalación; Únicamente tendrás que nivelar y compactar muy bien el terreno para que soporte el peso del agua sin problema. Puedes poner una base sólida de cemento u hormigón si lo prefieres.
Una vez hayas escogido el lugar en el que deseas colocarla podrás tenerla lista en un solo día. La gran ventaja de las piscinas de superficie es que, al encontrarlas de varios tamaños, no necesitas tener un espacio demasiado grande, ni llevar a cabo obras complicadas. Además son económicas, aunque el resultado será menos estético para tu jardín que el de una piscina enterrada. Aun así, cada vez se encuentran estas piscinas con paneles exteriores más decorativos.
Las portátiles pueden ser galvanizadas de acero, azul, blanco, imitación madera, piedra, celosía… Instalar una piscina de superficie portátil es sencillo y aguantan perfectamente todo el uso que vayas a darle. Estas piscinas son igual de robustas que las de obra, con la diferencia de que están expuestas a las inclemencias del tiempo.
Las piscinas de superficie fijas son, principalmente, de madera y una vez instaladas es más complicado cambiarlas de lugar. Al igual que las portátiles, pueden ser redondas, ovaladas, octogonales y rectangulares. También pueden tener paneles de madera de hasta 45 mm de grosor. Aunque son piscinas portátiles la idea es que, una vez montada, no tengas que desmontarla. Aguantará perfectamente el otoño y el invierno sin problemas. Una de sus grandes ventajas es que si vas a cambiar de casa, puedes llevarte la piscina contigo.
Piscinas Enterradas
Las piscinas enterradas requieren una instalación más compleja pero a cambio ofrecen más prestaciones. Para escoger una piscina enterrada, debes decidir cuidadosamente la zona del jardín en la que quieres instalarla, ya que va a ser el lugar en el que permanecerá siempre. Por otro lado, el montaje debe llevarse a cabo por profesionales que te ofrezcan todas las garantías, así evitarás problemas futuros ya que las posibles averías son muy difíciles de reparar.
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